viernes, 25 de abril de 2008
¿Quién es y qué quiere Barack Obama?
En 1944 Gunnar Mydral en su The American Dilemma popularizó el término "American Creed", este ethos social y político es, de acuerdo con Myrdal, lo que amalgama la heterogeneidad racial, religiosa, étnica, regional y económica en los Estados Unidos. Es un elemento clave de la identidad americana (Samuel Huntington en Who Are We?).
El núcleo de este credo es el individualismo. Huntington cita a Jefferson: la igualdad de los hombres, los derechos inalienables, y la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. También cita a Seymour Martin Lipset quien identifica cinco princpios básicos en el núcleo del credo: libertad, igualitarismo (de oportunidad y respeto, no de resultado ni de condición), individualismo, populismo y laissez-faire.
Al dar su discurso "A More Perfect Union" Barack Obama habló sobre el fracaso de los ideales fundadores de ese país. Mencionó la falta de igualdad, la discriminación racial y la existencia de prejuicios para los que son diferentes. Este discurso, que tuvo lugar en el mismo recinto en donde se firmara la Ley Fundamental de los Estados Unidos, comenzó y concluyó con la célebre frase del preámbulo constitucional norteamericano "We the people, in order to form a more perfect union". Pero ¿qué significa realmente una unión más perfecta en la mente norteamericana?
El candidato demócrata hiló los sueños de los padres fundadores con la realidad comenzado el siglo XXI: la libertad y la igualdad en la búsqueda de la felicidad. Y ese espíritu ha permeado todos sus encuentros con la gente, sus participaciones en entrevistas y debates, ese sueño que hoy llaman Obamanía es el sueño de unidad, cambio, transformación de la política y trabajo en equipo.
Sin embargo, parece que Barack Obama, el joven senador por Illinois, no ha logrado convencer a todos ni ha arrasado los votos como se esperaba. Después de su derrota en Pennsylvania (200mil votos fueron la diferencia) la prensa y los analistas políticos intentan averiguar quién es y qué quiere realmente Barack Obama.
Paul Krugman se pregunta si realmente lo que quieren los norteamericanos es una transformación. Y Charles Krauthammer critica los intentos de Obama de echar la culpa a las distracciones y los escándalos. Anatole Kaletsky trata el tema políticamente incorrecto: ¿están listos los Estados Unidos para un Presidente negro? y Robert Reich analiza la ideología de Obama: idealismo no izquierdismo.
La pregunta sería si realmente es unidad y comunión lo que el elector estadounidense busca. Se dice que ha sido la política de izquierda, la que prefiere el comunitarismo por sobre el individualismo, la que le ha arrebatado la Casa Blanca a los demócratas en los últimos años.
Barack Obama se lanza a la carrera por la nominación demócrata en 2007, para este momento, el Senador por Illinois ya tenía en circulación su biografía "The Audacity of Hope", mismo título del ya también muy famoso discurso en 2004 en la Convención Nacional Demócrata.
"Y al final, de esto se trata ésta elección. ¿Participamos en políticas cínicas o en políticas de esperanza? John Kerry nos llama a la esperanza, John Edwards nos llama a la esperanza. No hablo de esperanza ciega-- la casi voluntariosa ignorancia que cree que el desempleo acabará si solamente dejamos de hablar de él o que la crisis en el sistema de salud se resolverá por sí misma si la ignoramos. No, estoy hablando sobre algo más sustancial. Es la esperanza de los esclavos sentados alrededor del fuego cantando canciones de libertad, la esperanza de los inmigrantes que se embarcan a playas lejanas, la esperanza de una joven teniente naval que valientemente patrulla el Delta de Mekong, la esperanza del hijo del obrero que se atreve a desafiar al destino, la esperanza del chico delgado con un nombre raro que cree que América tiene un lugar para él, también. Esperanza en el rostro de la dificultad. Esperanza en el rostro de la incertidumbre. ¡La audacia de la esperanza!"
El objetivo de Barack Obama es rescatar el "American Dream", el título de su libro es más exacto: Reflexiones sobre el reclamo del "American Dream". Obama entiende el American Dream como la constante búsqueda de la felicidad, es decir, nunca perder la esperanza para alcanzar los objetivos (sueños). De acuerdo con su manifiesto político, Obama ve que los actuales desafíos que enfrenta el país: la guerra, el terrorismo, la economía, la globalización, el sistema de salud, etcétera, todos ellos pueden ser resueltos con esperanza, enfocándo el trabajo y las políticas alrededor de los valores comunes, y los ideales comunes, a través de políticas para tomar mejores decisiones, el sentido común, pragmatismo y mejoramiento, dice "sólo así se puede progresar, aunque el progreso siempre será imperfecto".
Según Obama el partido republicano está secuestrado por una banda de absolutistas ideológicos, personas que ven los problemas a través de nociones preconcebidas de cómo debe funcionar el mundo y es por ello que cada vez que se toma una decisión es en términos absolutos, la política del enemigo. El Senador por Illinois propone una comunión de todas las personas alrededor de los valores núcleo del ser norteamericano.
En su discurso de victoria en Iowa Obama vuelve a mencionar ésta posibilidad de unidad, y es a partir de éste momento, que su campaña se vuelve imparable y comienzan las victorias, la retórica de Obama comienza a volverse "la palabra sagrada", y él mismo comienza a creerlo. La Obamanía deja de ser una campaña y se vuelve un movimiento que comienza a crecer y a moverse solo. Su manera de hacer política, hablando desde el corazón y diciendo la verdad, le funcionó entre enero y marzo, y le entregó 11 victorias al hilo después de un Super Martes exitoso. En marzo la luna de miel terminó con la transmisión en varios medios de los sermones de su pastor el Reverendo Wright en donde destacan un discurso separatista y acusaciones al gobierno de querer matar a los ciudadanos afro-americanos. Obama, quien confesó haber tomado de uno de los sermones del Reverendo la frase de su campaña "The Audacity of Hope", tuvo que poner distancia y lo hizo muy bien a través de su elogiado discurso "A More Perfect Union". Sin embargo, a más de un mes de la controversia de Wright, Obama criticó el aferramiento a la religión y a las armas de las clases económicamente menos favorecidas, declaraciones que acabaron en el llamado Bittergate que hoy sigue latente en las elecciones que restan y sobre todo, en las mentes de los estrategas republicanos.
Ahora gracias a la mala actuación en el 21. debate en ABC, Obama se discurre entre ser real o perder la candidatura. Se debate si Obama debe continuar con su estilo bondadoso y justiciero o volverse "rudo" para ganar la nominación y llegar a la Casa Blanca.
Los medios, y con ellos, los ciudadanos norteamericanos y los delegados y superdelegados demócratas se preguntan si Obama después de todo puede ser el candidato demócrata y puede ser electo y puede ser Presidente. Y es que se habla hoy de algunos inconvenientes:
1) La experiencia es lo primero que se le echa en cara. Barack Obama de 46 años, fue Senador en Illinois entre 1996 y 2004, año en que fué electo para el Senado de los Estados Unidos, por el estado de Illinois. Se desempeñó como Senador Federal durante los últimos 3 años y de acuerdo con estadísticas sobre su votación, ha sido el más liberal de los legisladores de la Cámara Alta. Sin embargo, compite contra Hillary Clinton de 60 años, quien fue primera dama en Arkansas, después en la Casa Blanca y lleva 8 años como Senadora por el estado de Nueva York. Y peor: John McCain, el casi seguro candidato republicano de 70 años es veterano de guerra. Obama aparece frente a ambos adversarios como el joven de las ilusiones, ha demostrado que sabe poco sobre decisiones federales, política exterior y sobre todo, temas militares.
2) Su poco acercamiento a los temas y su gran idealismo. Algunos lo ven como ventaja, pero en la realidad, cuando alguien cruza su boleta se pregunta ¿qué es lo que hará este tipo por mi economía? ¿realmente podré terminar de pagar esa casa? y no ¿qué hará este candidato para unirnos a todos? Inclusive hay analistas que ven la gran diferencia entre ambas opciones demócratas como un problema entre idealismo y pragmatismo. George Packer de The New Yorker define las ideas de la presidencia de uno y otra candidato demócrata. Dice "mientras Clinton evoca a Churchill, Obama a Lincoln". Hay quien ha dicho, la Presidencia Clinton sería pragmática, mientras la de Obama retórica, y con retórica no se gobierna.
3) Su forma de hacer política. ¿Es en realidad la paz y la buena fe la forma de hacer política en el siglo XXI, en un país extenuado moral, legal y económicamente por la guerra y la reseción económica? ¿Podrá ganarle la justicia al poder?
4) Su personalidad. No solamente el Bittergate o el desliz de los amargados ha subrayado esta falta de Barack Obama. Desde antes se veía su poco "don de gente", su forma de vestir y sentarse siempre perfectas, su negativa a comer chocolates o sus tiezos acercamientos a la gente. Su clasismo o elitismo, como ha sido definido por Clinton, ha sido ya discutido en varios medios desde antes de su comentario. Su esposa comentando sobre la situación económica "es difícil pagar las clases de ballet de Malia y Sasha", o él mismo criticando el precio de la arúgula en "Whole Foods".
5) Su falta de valores americanos. Aquí estamos frente a un tema importantísimo en la política norteamericana. El hecho de que la gente dude de la religiosidad de Obama (de nuevo por su crítica a los amargados que se aferran a la religión y los controvertidos sermones de su pastor), que se rehuse a usar el pin de la bandera en la solapa y no demuestre su patriotismo, que critique a los propietarios de armas, y que sostenga amistad con un ex-terrorisa (Ayers) lo hacen ser "poco americano" por ende "poco patriota". ¿Cómo viene alguien a hablarnos del "american creed" cuando él mismo no cree en él? Peor ¿Cómo nos va a defender de los peligros que nos acechan, si él mismo no ama a su país?
6) Pero lo que más está haciendo dudar a los demócratas grandes y chicos, es la electabilidad de Obama. Y es que parece que Hillary Clinton, como en la película de The Groundhound Day, repite la hazaña una y otra vez y a veces da la sensación de que ésta carrera nunca acabará. Los medios primero llamaron a Clinton Terminator, después ella misma prefirió Rocky y ahora ya estamos metidos en la primera parte de Alien vs. Predator . Y es que parece que a pesar de haber reunido a más de 30mil personas, tener records en dinero recaudado y haber gastado millones en más de 10mil anuncios de televisión, Obama simplemente no puede sacar a Clinton de la carrera. La preocupación es válida y está provocando pesadillas y se han gastado ya litros de tinta buscando respuestas.
7) Un punto que casi no se toca, por su evidente sensibilidad, es la de su raza. Obama es hijo de una norteamericana y de un Keniano y por ende Obama forma parte de la minoría afro-americana. Obama encarna la promesa del American Dream, la heterogeneidad de la sociedad norteamericana, pero también carga en sus espaldas con siglos de discriminación y humillación. Barack Obama sería el primer candidato demócrata afro-americano con grandes posibilidades y sería el primer Presidente afro-americano. Dos coyunturas salen de este tema: una, ¿está votando la gente por él por su raza? recordemos los controversiales comentarios de Geraldine Ferraro y la otra es, ¿qué pasaría si en agosto, durante la Convención Nacional Demócrata, se decide que Obama no es elegible? por lo que hemos venido analizando arriba y lo que muchos analistas han dicho ya. Ya se ha dicho que el no nominar a Obama sería interpretado como un acto de discriminación. Pero es ¿en ambos casos justo hablar de raza? ¿es realmente la raza (o el género) un tema que debe ser incluído a la hora de votar o no votar por alguien? Mi respuesta a ambas preguntas es no, y si para el día en que se celebra la Convención, Obama demuestra ser un candidato más débil que Clinton, harán bien los superdelegados en darle su voto a ella. Finalmente para eso fueron diseñados.
La realidad es que Obama ha extremado su retórica, y aquello que en octubre de 2006 criticaba: el pensamiento absolutista de los republicanos, es lo que él hoy practica: Quienes no piensan como yo, están en contra del "American Dream", quienes me critican a mí, son racistas; quienes proponen temas triviales son enemigos del país que nosotros soñamos.
Los medios, los votantes y sus fans lo elevaron al nivel de un American Idol, o peor, de un Mesías salvador de la consciencia centenaria de los Estados Unidos, pues se creyó que él encarnaba todas las esperanzas y valores de esa heterogénea sociedad y que al llegar a la Casa Blanca, toda la desunión, la xenofobia. el bipartidismo y el racismo acabarían para nunca volver. Cayó en su propia retórica pues los problemas no desaparecen tampoco si nada más se habla sobre ellos, pues para hacerlo hay que proponer.
Gracias a que nadie, tampoco Obama, es perfecto, hoy los ciudadanos y los medios, los demócratas y algunos de sus fans, se dan cuenta de que Obama es un político de carne y hueso que comete errores, que también prejuzga y sobre todo, que no ha dicho cómo va a resolver el problema económico que enfrentan hoy muchos de los ciudadanos de los Estados Unidos. Y es ése al final del día el núcleo del credo norteamericano, el individualismo y no el comunitarismo.
Geraldina González de la Vega
Visita Gera´s Place en donde sigo de cerca las primarias demócratas y otros temas de interés.
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