viernes, 20 de febrero de 2009

A PROPÓSITO DEL TIEMPO DE LLUVIAS


A PROPÓSITO DEL TIEMPO DE LLUVIAS.

Hoy es primero de mayo. El primero de mayo de hace 100 años ¿Estaría nublado? miércoles, 14:42 horas. El clima: 13 grados centígrados. Primavera, desde luego. Húmedo, nublado, lluvias aisladas. El tiempo. Alfonso Reyes habla sobre la importancia del tema del tiempo en las relaciones sociales. Ahora no se habla del tiempo que hay, sino del que puede haber. La ciencia siempre presente inclusive en las pláticas cotidianas. El prónostico del tiempo dice que lloverá… nos molestamos cuando es atinado y en verdad llueve, la lluvia siempre molesta, pica y moja, enfría, incomoda. Es como la democracia, es mejor verla desde la ventana. Ver llover es uno de los mayores placeres, oir la lluvia, oler la lluvia, ver la lluvia, sentir la lluvia desde lejos, como golpea las plantas, como rebota en el suelo y todo lo bautiza, como el viento la lleva y la trae, y ella, necia, sigue cayendo y bañándolo todo, como si estuviera empecinada en dejar su huella, su agua, por todos lados. Así sucede con el pueblo revolucionario. Se empeña en dejar su huella por todos lados, la revuelta, la vuelta al orígen decía Paz, es un término desusado por vulgar, pues no representa un movimiento con ideología sino nada más un tumulto desordenado. Quien puede ver desde la ventana la lluvia y no cantar en ella, no bailar en ella ¿tiene derecho a disfrutar de los resultados de la revuelta? ¿Es la revuelta una manera de delegación de lucha? ¿Porqué revolver y no revolucionar? ¿Es lo mismo? No. Revolver es volver de nuevo, volver al origen. Revolucionar, es evolucionar rápidamente, sin esperar el paso del tiempo que da la maduración. ¿Será eso? Será la maduración lo que nos da la posibilidad de sentarnos y ver llover y acordarnos de cuando nos mojabamos con la lluvia? De aquellas ocasiones en que la tormenta era tan terrible que quisimos resguardarnos bajo un toldo, pero que nos resignamos a esperar a que la lluvia terminara, la tormenta, violenta que con su chisporroteo en el pavimento nos mojaba de rebote, las gotas que se colaban entre el toldo y el periódico con el que uno suele protegerse la cabeza. ¿Porqué cuando llueve nos protegemos la cabeza? Será el miedo a que las ideas se mojen. Cuando derrepente tomamos la decisión, tomamos nuestras fuerzas y nos metemos literalmente en la tormenta, corremos y brincamos charcos, saltamos obstáculos, vamos de techo en techo, nos identificamos con los que corren a nuestro lado, sonreimos, pero también sufrimos. Sentimos la misma pena cuando alguien desprevenido cae en un charco o algo le salpica. Corremos con todas nuestras fuerzas, a veces más lento, pues nos resignamos a mojarnos, siempre siempre ---y eso es de llamar la atención--- nos protegemos la cabeza. Hay algunos que pasan desprevenidos con paraguas, no voltean a ver a los que no lo traen, son distintos, son otros. Ellos caminan sin participar de la remojada, se sienten privilegiados pues el paraguas cubre sus cuerpos del remolino, es como si tuviesen un velo. A veces algunos se animan y cierran su paraguas para correr junto a los demás. A veces otros se quedan resguardados en el toldo y no corren, esperan a que pase y disfrutan del sol, de la calma posterior. Los que esperan y los que sin justificación solamente ven llover, los pasivos, los indiferentes, los del paraguas, los del toldo, los que se quedan en casa. Los jóvenes, los hombres y las mujeres que temen empaparse ¿Disfrutarán y valorarán igual la calma postrera? La juventud, la infancia, el miedo a la lluvia, a la tormenta viene siempre después. La revuelta sin ideología, la revolución entronada como la reina del movimiento popular, la tormenta de tormentas. ¿Es la revuelta un chipi-chipi? Volver a comenzar, es lícito, a veces necesario. Cuando el camino ha sido equivocado. Cuando hemos virado en la dirección falsa, no necesitamos re-evolucionar, necesitamos re-volver. Re-encontrar el camino. No ver llover, sino mojar-nos. Mojar-se y ser. Dejar que las ideas caigan como balas, sentirlas, dejarlas que nos empapen, que nos bauticen, protejamos sí nuestra cabeza, pues las ideas que nos penetran sin razón, que no entendemos a voluntad, a veces perjudican nuestro entendimiento. Memoria, razón e imaginación, entendimiento general, empapado, regado de gotas compartidas.

Empieza a llover, cojo mis cosas y salgo.

jueves, 19 de febrero de 2009

El Naquismo


Reflexionando acerca de los acontecimientos mexicanos, me vinieron a la mente absurdas ideas que comparto aquí:
En México se ha desarrollado desde hace varias décadas un movimiento cultural que podría denominarse Naquismo. Pero pareciera que éste ha llegado a su cenit pues ha influído no solamente las relaciones sociales, sino a las relaciones políticas y las jurídicas.

El Naquismo del que hablo se trata de un movimiento que podría caracterizarse como propiamente mexicano pero influído por el romanticismo, la filosofía del existencialismo y un dudoso optimismo.

En México el adjetivo "Naco" es utilizado de manera despectiva para referirse a todo aquello que nos parece que va contra un conjunto de normas sociales o morales. Naco es el que no sabe expresarse correctamente, el que no sabe comportarse en la mesa, el que tiene malos modales, el grosero. También es muy común que algunas personas se referieran a la gente pobre, a los indígenas y en general a la gente con un color de piel más oscuro, como nacos. Como casi siempre sucede la percepción del monto de melanina en la piel es proporcional al de la persona que utiliza el adjetivo, así tendremos a alguien de piel morena que le dice naco a otro con la misma cantidad de melanina, y sólo por ésta razón es utilizado el adjetivo, en estos casos, el usuario del adjetivo naco suele tener una posición de ventaja (cadenero de una disco por ejemplo). Muchos mexicanos suelen tachar "piel blanca" en los formularios.

En realidad el adjetivo naco se utiliza para referirnos a todos los que uno considera que "no son como uno". En este sentido encuentro que el existencialismo à la Heidegger podría darnos alguna respuesta, pues él desarrolla el concepto del Dasein y el otro. El otro que no es como yo. Así, en México el naco es el otro, porque yo no soy naco, todos los demás lo son. Por ejemplo, si yo no me comporto correctamente en la mesa, no es un signo de naquez, sino de rebeldía. El otro es naco, y así el otro, me caracterizará a mi como naco. Es decir, al final, todos somos nacos. Todos somos y estamos, todos existimos y por lo tanto podemos ser nacos.

Así mismo, el existencialismo o feminismo à la Beauvoir sobre la mujer como producto cultural podría también arrojarnos alguna pista sobre el Naquismo pues sin temor a equivocarme, el Naquismo sostiene que "no se nace naco, se llega a serlo."

Al referirnos a alguien o a un comportamiento como naco también mostramos un tipo de nostalgia, como los abuelos cuando dicen que "antes todo era mejor". Aquí encuentro el romanticismo, pero sobre todo en su aspecto reaccionario contra la ilustración. El amor a la naturaleza y el desprendimiento material, no son características del Naquismo, muy al contrario, los grandes representantes de éste movimiento son materialistas y desprecian a la naturaleza. Aunque sean ecologistas shic, prefieren dejarle la separación de basura a los otros, es decir, a los nacos. El Naquismo defiende el liberalismo, pero un liberalismo naquista, es decir, un laissez faire para uno, pero no para los otros. Ahora, paso a explicar por qué el Naquismo es una reacción al racionalismo.

A finales de los noventa México estaba entrando a la era de la "ilustración" democrática, el contagio de las ideas universales acerca del constitucionalismo, el Estado de Derecho, la democracia, la crítica, el racionalismo, el liberalismo, la igualdad. En 2000 se dió un importante paso en esta transición, pero en lugar de continuar en ésta dirección, México entró en un periodo al estilo Sturm und Drang, para nosotros, el Naquismo. El Naquismo desafortunadamente no está representado en autores como los de aquella época preromántica alemana, no tenemos Goethes ni Schillers. Tenemos Televisas, Madrazos, Fox y Martitas, Slims, Partidos Verdes, Amlos, Elbas Estheres, en fin.

El Naquismo Mexicano del siglo XXI siente un gran aprecio por lo personal, un individualismo absoluto, un culto al yo fundamental, pues siempre son los demás los nacos. Porque si todos fueran como uno, no serían nacos. Hay que acabar con los nacos para que México sea un país mejor, porque ellos son los que roban, matan, trafican, corrompen, etc. "Yo no". De manera que aquí encuentro la enorme influencia del movimiento del Naquismo en las relaciones tanto políticas como jurídicas. Todos los que no votan igual que yo, son nacos. Principalmente si se trata de votar por partidos que en el espectro ideológico se mueven hacia la izquierda. Pero también existen los nacos de derecha. Lo preocupante del Naquismo es su enorme influencia en la comprensión del Estado de Derecho y de la función de las leyes en una sociedad democrática. Pues se cree que los derechos fundamentales son solamente para uno, no para los nacos. Que las leyes en general, pero más aquellas que nos limitan en el disfrute de nuestras libertades y propiedades aplican sólamente a los nacos, y no a uno. Porque uno no es como los otros, los nacos. A los nacos hay que limitarlos, hay que quitarles sus derechos porque ellos, no uno, son los delincuentes y los malos, los antisociales que distorsionan y violentan la vida de uno, que no es como ellos, es decir, naco. Los románticos representantes del Naquismo están dispuestos a quebrantar la normativa que ahogue su libertad, pero nunca, nunca permitirán que el naco haga lo mismo, pues ellos, los otros, no son como uno, son nacos.
También encontramos influencia de los movimientos románticos respecto a la supremacía del sentimiento frente a la razón. Un buen exponente del Naquismo te dará millones de pretextos para que las cosas cambien a su favor. Por ejemplo, dirá que es bueno que se violen derechos a los delincuentes porque lo merecen, utilizando un excelente argumento sentimental: "el naco nunca pensó en los derechos de su víctima" o "Que me importa que se maten son narcos y nacos". La justificación para entender que ellos, los nacos, no son como uno, no es racional. Es cultural, pero sobre todo sentimental. El adjetivo naco es un endemismo mexicano. Uno sabe que no es naco, lo siente, así como sabe muy bien identificar al que no es como uno, al otro, al naco.

Una importante característica del romanticismo aplica también al Naquismo mexicano, y se trata de la primacía de un Creador, de la justificación de las cosas a partir de un poder superior inexplicable a través de la razón. La virgencita así lo quiso, México está en crisis por designio de Dios. Todas las culpas y los alabos son ajenos, el Naquismo justifica así el estado de cosas. "Los nacos son padrísimos porque caminan hincados por la Calzada de Guadalupe." Esos que no son como uno, son irracionales, porque creen que hincándose ante los Santos se les cumplirán sus súplicas. En cambio uno, que no es como los nacos, no necesita hincarse, con ir a Santa Teresa todos los domingos es más que suficiente. Una característica notable es que aún dentro de la religión católica, los otros, los nacos, no son como uno, aunque todos sean hijos de Dios.

Por último, otra influencia del romanticismo en el Naquismo que vale la pena mencionar, es la de la idea de la obra imperfecta, inacabada y abierta frente a la obra perfecta, concluida y cerrada. Si el Naquismo se enfrenta a la razón y aprecia el individualismo y el sentimiento, por qué habrá de buscar el perfeccionamiento? La perfección no es necesaria para uno, los otros, los nacos deben ser perfectos porque de otra manera nunca saldrán de la naquez. Pero uno, que no es como los otros, los nacos, no necesita probar ni comprobar nada. Esta puede ser la razón por la que en México los grandes exponentes del Naquismo dejan las cosas abiertas, inacabadas. Por ejemplo, la reforma del Estado o la consolidación de la democracia o la construcción de una sociedad civil crítica.

Mencioné que el Naquismo es también influído por un dudoso otpimismo. El optimismo consiste en el autoconvencimiento de que si los otros, que no son como uno, desaparecieran, ya sea por métodos racionales, como la conversión; o por métodos irracionales, como la existencia de leyes altamente autoeficaces o el exterminio legal, entonces todo estará bien y desaparecerán -o mejorarán, según sea el caso- las actuales condiciones de falta de sentido y de rumbo, tanto sociopolítico como económico, los altísimos índices de delincuencia y de impunidad, la imposibilidad de consolidar el Estado de Derecho, respetar la división de poderes y la garantía irrestricta de los derechos fundamentales, la falta de normatividad de la Constitución, la inexistencia de una sociedad democrática comprometida y crítica, la mala calidad de la educación, la falta de cultura política y de la legalidad, la falta de empleo, la irresponsabilidad de los partidos políticos, y el larguísimo etcétera.

Es decir, la filosofía del Naquismo está basada en una fórmula muy sencilla: "todos tienen la culpa menos yo" y por eso México está como está, por culpa de los nacos.